Hace cinco años, cuando iniciamos la puesta en marcha del proyecto KAIROS, nos propusimos construir un espacio de reflexión, pluralista y crítico, abierto a la comunidad científica y que no excluyera de sus análisis las circunstancias sociales de cada momento histórico. En algunos momentos compartimos informes de investigación, ensayos y ponencias de congresos, en los que el rigor científico en el desarrollo del conocimiento era lo central. Pero, como en aquel “nuevo diálogo” entre la ciencia y los científicos, que reclamaba Prigogine, no era posible obviar el contexto social y los argentinGraciela Castro os, una vez más, nos enfrentamos a una compleja realidad.

En el mes de diciembre de 2001 la crisis socioeconómica mostró la agudización de los conflictos. Entre el 19 y el 20 de diciembre, las calles de muchas ciudades se poblaron de mujeres y varones reclamando por sus derechos; recurriendo a modalidades informales en la protesta para exigir cambios a una clase política desprestigiada. Las imágenes de violencia se difundieron a todo el mundo a través de los medios. La sociedad civil reclamaba espacios de protagonismo y junto a ella se incorporaban modalidades de acción colectiva: las calles se volvieron espacios de encuentro y reclamo ciudadano. Junto a los piquetes y cortes de ruta que desde el comienzo del año se habían extendido por todo el país, a partir de diciembre las imágenes de los cacerolazos se reiteraron atemorizando a muchos dirigentes políticos y gremiales que percibían en ellos el hastío de una sociedad desencantada ante las promesas no cumplidas. También pesaba la corrupción de dirigentes que día a día aumentaban ostentosamente sus patrimonios personales, mientras al mismo tiempo, aumentaban los índices de desocupación, el deterioro de la salud pública, de la educación y crecía la brecha entre ricos y pobres. La crisis de diciembre parecía una crónica anunciada y su influencia se extendía a toda la sociedad, alterando profundamente la cotidianidad de los argentinos.

En ese marco creímos apropiado destinar el espacio de KAIROS para pensar y analizar el momento histórico. Convocamos entonces, a cientistas argentinos para que a través de las miradas propias de sus disciplinas de formación, nos acercaran sus análisis y opiniones que nos permitieran reflexionar la crisis. Este número de nuestra publicación es el resultado de la convocatoria.

Ángel Rodríguez Kauth realiza una denuncia internacional acerca de la banca extranjera en Argentina y presenta una lista de instituciones crediticias cuyas casas matrices no se hacen responsables de la fuga de capitales que produjeron en nuestro país. Diego Levis describe el escenario de la crisis, los protagonistas y sus modos de reacción; incluyendo en su análisis el papel que ocupó Internet como una vía alternativa de comunicación y construcción de espacios de lucha. Elsa Wolfberg, por su parte, reflexiona acerca de la devaluación de la imagen de las personas y la desesperanza en tiempos de crisis y propone alternativas de prevención de la salud mental de la población. Emilio Tenti Fanfani reflexiona acerca del silencio y de la ausencia de los representantes y las consecuencias de este comportamiento en la vida institucional. Al mismo tiempo, reclama la necesidad de un debate público para plantear las bases de un programa ético- moral común y sentar allí las bases para un proyecto de país.

La Universidad, que desde comienzos del año 2001 había soportado ajustes en su presupuesto que llevó a una grave alteración en la continuidad de sus funciones específicas, mostró el comportamiento de los representantes gremiales del sector y su relación con los agremiados. Luisa Arias y María Rosa Herrera analizan los posibles escenarios a los que se enfrenta la educación superior: privatización, arancelamiento o vaciamiento. También incluyen en su análisis los modos de acción de la dirigencia gremial en situaciones de crisis y la vinculación con las propuestas planteadas por la comunidad universitaria para enfrentar tales situaciones, poniendo en evidencia una crisis de participación.

“La noche del 19 de diciembre de 2001 no marcó sólo el cacerolazo que definió la suerte de un gobierno. Generó también otro estallido: el de la cantidad de información ciudadana, mostrada en al creación de contenidos nacionales y locales, que comenzó a circular por la Web” afirma Susana Finquelievich al analizar las características que asumen los movimientos sociales en la pantalla. En su reflexión se pregunta, entre otras cuestiones, si estos movimientos son representativos de la sociedad actual y también si ellos son socialmente revolucionarios o socialmente conservadores.

Finalmente, nos pareció interesante incluir en este número aspectos de la situación actual de la provincia de San Luis. Desde algunos discursos se presenta a esta provincia como una excepción a la crisis socioeconómica del resto del país. Mónica Páez, Jorge Olguín y Mónica Bussetti analizan otros aspectos de la situación provincial y hacen referencia al aumento de la desocupación y el crecimiento de la brecha entre la distribución del ingreso y su incidencia en la vida cotidiana de los sanluiseños. Los autores llaman la atención acerca de la eficacia social del modelo de desarrollo de industrialización programada y proponen su reflexión.

Somos conscientes que de ninguna manera se agota en los textos propuestos el análisis y la reflexión acerca de la crisis en Argentina. Tampoco podemos dejar de tener en cuenta las situaciones que por estos mismos días están atravesando distintos países de Latinoamérica. ¿Casualidad, coincidencia? O ¿planificación perversa de organismos financieros internacionales con complicidades de actores nacionales? La crisis continua buscando respuestas que permitan construir sociedades más dignas, con justicia y solidaridad para todos los habitantes.

Este momento puede ser el kairos para Latinoamérica. Sus actores deben buscar las respuestas, reencontrar otras miradas e incorporar la tolerancia en las relaciones interpersonales. La crisis puede conducir al caos o a la recreación. La alternativa está en los actores sociales que aceptan el desafío.

Agradecemos la colaboración de los cientistas que respondieron a nuestra convocatoria e invitamos a continuar el debate. KAIROS es un espacio que construimos entre todos.

EDITORIAL de Kairós 9

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