Ana Correa [*]

Es amplia y variada la producción y circulación de temas sobre la cuestión del trabajo. Los desarrollos sean estos descriptivos y/o explicativos, muestran en su nivel de producción y articulación dimensiones económico – sociales – culturales y psicológicas de diferentes enfoques y perspectivas analíticas que conducen a modos de lectura o interpretaciones diversas. De todos modos siempre se trata de una respuesta que no sólo revela las contradicciones de un modelo en un momento socio-histórico, sino que las respuestas significan la elección que esta sociedad hace de su simbolismo institucional y de la subordinación, a veces inexplicable en términos específicamente humanos, de decisiones o coacciones funcionales a un modelo económico.

Para acceder a las significaciones sociales acerca de algo de la vida social, es necesario dar con el trasfondo de la cultura, pues allí se conoce la estructura que mediante el lenguaje designa y construye la realidad como también el lugar del sujeto social en la realidad; por lo que la subjetividad es como pensamiento y voluntad, proyecto social-histórico.

La trama discursiva del sentido común soporta y sostiene la relación sujeto –realidad en donde se significa el trabajo; por ello, la significación del trabajo, “es inteligible desde su inscripción en un campo de fuerzas en pugna, un campo de poder en el cual se dirime el sentido de la identidad unidad” [1] y reconstruirla, implica reconocer los componentes del sentido común, “ese sentido común determinado por el proceso de hegemonización de las prácticas ideológico-culturales en la sociedad civil” [2].

El interés que orienta este texto es, en un momento particular del estado del sentir común sobre el trabajo, subrayar los contenidos y sentidos para aproximarnos a su pregnancia en la configuración del vínculo relacional e histórico entre el sujeto y la realidad.

Para tal propósito entendemos que un recorrido por las nociones sobre el trabajo configurado y naturalizado, permitirá puntualizar algunos problemas, exigencias, dificultades al interior de diferentes modos de producción (subsistencia, de acumulación) y revelar, sólo por análisis, la significación del trabajo.

“Vida y actividad de las sociedades son precisamente la posición, la definición de este sentido; el trabajo de los hombres (tanto en el sentido más estricto como en el sentido más amplio)indica por todos sus lados, en sus objetivos, en sus fines, en sus modalidades, en sus instrumentos, una manera cada vez más específica de captar el mundo, de definirse como necesidad, de plantearse en relación a los demás seres humanos” [3]

La noción de Trabajo en la Vida cotidiana.

Nuestro contexto de análisis es la vida cotidiana donde todo hombre desde que nace la vive como natural. Esta singularidad naturalizada está dada por el conjunto de las actividades diarias que, por su repetición y recurrencia hacen ser las cosas de la vida social como de existencia natural. Por ser el ámbito privilegiado de búsqueda de satisfacciones de necesidades para la existencia, se constituye en el ámbito por excelencia para la incorporación de los “usos” que el lenguaje impone a las cosas haciendo por esa recurrencia, “invisible” las desigualdades en las relaciones sociales y por la naturalización, “insignificantes” sus prácticas, como si las mismas no estuvieran afectadas por el orden social. De este modo crea una vinculación engañosa con el mundo social: “Si la vida cotidiana, dice Lechner, conlleva la producción y reproducción de esas certezas básicas con que evaluamos lo novedoso y problemático, también desprendemos de nuestra experiencia cotidiana buena parte de los criterios con que enfrentamos decisiones políticas”. [4]

Derivado de la raíz latina “ tripalium” [5] trabajo designa una acción que inflige una tortura, castigo, para algunos hombres de supuesta condición menos “humana” en tanto su condición social desigual constriñe a algunos a trabajar mientras que para a otros es vergonzoso trabajar. Sin embargo y como contraparte, trabajo alude a una capacidad específicamente humana de producir los medios para su existencia, distinguiéndose por ello de los animales por su posibilidades de superación y de creación/poiesis . En todo caso, siempre es esfuerzo, energía humana dispuesta a la creación de algo que no estaba. De esta manera se define al trabajo en términos amplios como: una actividad que requiere esfuerzo y capacidad humana.

Si bien todo trabajo es una actividad, no toda actividad es un trabajo, sino que deviene como tal en tanto produce algo que antes no estaba. Esta condición marca la posibilidad de construcción del sentido de tal actividad combinando contradictoriamente producción – reproducción que tiene como finalidad la satisfacción de necesidades de las personas, pero al mismo tiempo, es organizador de relaciones sociales.

Sentido de producción – elaboración de algo que antes no estaba, tal es “la invención moderna”.[6]

Es decir que de una u otra manera la contradicción, producción – reproducción en la noción trabajo, conlleva un Valor donde anida la crisis: “vale lo que cuesta” “vale la pena”, “no vale de nada”. Es decir que en si la noción es problemática y está en permanente estructuración; “ilumina la importancia de la significación de los hombres en relación a los acontecimientos, pues allí se dirime – y se resuelve provisoriamente – el conflicto entre fuerzas antagónicas”, la/s crisis del trabajo opera como señal crítica del orden social.

En la vida cotidiana la actividad trabajo es estructura/estructurante en la contradicción producción / reproducción, por su ritmo en repetición y recurrencia. Se realiza siempre en relación a un objeto y parte de elementos previos, instaurando relaciones con la naturaleza y con otros hombres. A diferencia de los animales (mecánica instintual) la actividad trabajo está previamente planificada y es intencional pues produce objetos tendientes a satisfacer necesidades vitales. Desde esta perspectiva, el trabajo es actividad transformadora y propicia intercambios, con la naturaleza y con otros hombres, modificando tanto al objeto de la actividad como al sujeto de la mismo. Por ello la vida cotidiana “ es la vida que cada cuál vive, en el lugar que le asigna la división social del trabajo” [7 ] por lo que el trabajo no solamente es una actividad productiva social sino objetivación misma de la vida de todo hombre y modo singular de regulación en las estructuras económico-sociales.

Es decir, que trabajo en la vida cotidiana es la actividad (primordial) en tanto produce algo que antes no estaba, pero al mismo tiempo regula o instituye un modo de comportamiento en un sistema de relaciones sociales en función de un régimen vigente o un proyecto. De este modo la actividad trabajo ejerce por su lugar en el proceso de producción de la vida social, una función simbólica que promueve significaciones contradictorias, y ellas propician enlaces , incluyendo/ excuyendo, sujeto – realidad.

El proyecto o régimen económico- social actual se denomina capitalista y se distingue de otros por un sistema de relaciones sociales fundadas en la propiedad y en una lógica racional (costo/beneficio) cuya finalidad instaura diferencias entre lo público y lo privado; distinción de base económica social pero fundamentalmente ideológica y cultural materializada claramente en el juego de la vida cotidiana.

“El capitalismo no es una única forma, ni en la historia ni en su realidad regional; su variedad refleja la diversidad de regímenes de acumulación y de modos de regulación.(…) depende de un juego de fuerzas sociales, por lo que hay que desconfiar cuando se generaliza abruptamente acerca de la “globalización” como también de la “división internacional de trabajo”, por ejemplo, ya que no resiste un análisis minucioso en otra formación social, lo mismo que el funcionamiento salarial en su relación con el Estado. De este modo podemos acceder a la disparidad de formas de dominación “ [8]

Así, en la vida cotidiana la separación se instaura, como lo ya visto pero no conocido, y genera valor a la actividad trabajo en función de la distinción entre público y privado; siendo dominio de lo privado, “la” vida cotidiana –doméstica y de lo público “la” vida política. De esta manera se distribuyó valor diferente al trabajo en esas esferas: destinándose la primera para la satisfacción de necesidades de subsistencia, y la segunda para la satisfacción de necesidades relacionadas al poder y la libertad. Sin embargo tal separación y distinción se transforma sin cambiar, o se transforma destructivamente; veamos entonces su trayecto y significando en distintos momentos:

Ø En la prehistoria de las sociedades históricas, (en el sentido que otorga Enríquez, Castoriadis, Tourraine, Lourau, Marx y otros, como sociedades que pretenden controlar el proceso histórico por una instancia política separada de sus naturales redes) prevalece el carácter mítico para explicar el origen y desarrollo, allí el trabajo tuvo su cristalización de sentido en la narrativa de la leyenda con sus héroes y sus coros. El mito de la caja de Pandora explica el trabajo como el “pago por el robo” que impide la emergencia de lo diferente. (Alicia Lefur.1990)

“Prometeo engañando a los dioses les saca, en favor de los hombres, el fuego que Zeus reservaba. En venganza Zeus ordena a los Hefeistos fabricar una mujer de barro y le pide a los cuatro vientos que le infundan aliento y a todas las diosas que lo adornen. Atenea teje su vestido y su velo y le enseña el arte del tejido, y esta mujer llamada Pandora (la que recibió el regalo de todos) la más hermosa jamás creada, fue enviada a Epimeteo, quien advertido por su hermano Prometeo de no recibir ningún obsequio de Zeus, se excusa respetuosamente. Más encolerizado que nunca, ordena encadenar a Prometeo desnudo en un pilar de las montañas Caucáseas, donde un ávido buitre le iba arrancando trozos del hígado durante todo el día causándole un dolor sin fin, porque el hígado volvíale a crecer durante la noche hasta estar entero nuevamente. Epimeteo alarmado por la suerte de su hermano, se apresura a casarse con Pandora, a la que antes había rechazado y a la que Zeus había creado insensata, perezosa como bella. Al poco tiempo Pandora abrió una jarra que Prometeo había indicado mantener cerrada, y en la cual había encerrado con dificultad todos los males que podían azotar a la humanidad tales como la vejez, la fatiga, la enfermedad, la demencia, el vicio y la pasión, todos salieron en una nube picando a Epimeteo y a Pandora y atacando luego a la raza de los hombres, que intentan suicidarse cuando la engañosa esperanza a quien Prometeo había encerrado en el fondo los disuade.

En esta edad de oro los hombres y todos los frutos brotaban de la tierra, sin requerir de los hombres más esfuerzo que tomarlos. Pandora, la primera mujer, es la contrapartida del robo, ya que los hombres no nacerán de la tierra sino de una mujer y, en consecuencia, se instala el sufrimiento, la decrepitud, la locura y la muerte. Amar y trabajar resignifica en Totem y Tabú, Freud en 1920. En ese carácter de maldición, castigo, e inevitable, está presente la noción más arcaica de trabajo y liga sentidos a su raíz etimológica de tripalium. Castigo y sacrificio, es centro del argumento a la tragedia griega y conminación vigente en algunas éticas religiosas.

En estas sociedades la dinámica de la vida cotidiana se concretó en torno a ciertos bienes como la tierra, la cosecha, los medios, las estaciones donde lo colectivo funda el sentido del trabajo en la reciprocidad y la redistribución. Sus rituales, como fiestas comunales, religiosas, estacionarias, el juego, es la ofrenda de lo producido con el júbilo y satisfacción de necesidades del colectivo social.

Hanna Arendt, por otra parte destaca cómo la ocupación servil se distingue de la ciudadanía: “El trabajo es indigno para los ciudadanos (..) trabajar es dar respuesta a la necesidad.. y como tal implica debilidad” ; es así que “Platón clasifica los campesinos con los esclavos, y que los artesanos, en la medida en que ellos ofrecen un servicio a la ciudad, no pueden considerarse ciudadanos enteros, salvo que muestren interés en su métier, y no la posición pública” [9]

Es así como el trabajo doméstico, el trabajo específico de la vida cotidiana, confirió un uso para designar la actividad productiva para el uso propio . “Es el trabajo que día a día asegura las bases inmediatas de la vida: preparar los alimentos – cuidar el cuerpo –cuidar su hábitat – – cuidar sus cachorros“ [10] Trabajo – que lo ideológico cultural por lo ya visto desconoce que desde siempre- no se consideró como trabajo hasta que fue “pago – remunerado” y entonces fue trabajo pero de escasísimo o nulo valor, y estuvo impuesto a las mujeres con la colaboración siempre enmascarada de los niños.

Ø El trabajo, en las sociedades históricas pasa de ser natural para la existencia a ser “algo” demandado por la sociedad útil para otros, y remunerado” [11]

Ahora bien, esta demanda de trabajo, fue la demanda del Capital y trasladó la separación privado / público a capital privado – capital público estableciendo otra separación, la sociedad civil – y el Estado.

De este modo en la sociedad moderna el carácter doméstico devino solamente como ámbito familiar, que escapa al control de lo público y al criterio de utilidad pública. Lo que contribuye al desconocimiento, por ello André Gorz, al caracterizar al trabajo para el uso propio como categoría más bien antropológica, dice “ la familia es el asiento de la más rigurosa desigualdad. Ella debía asumir la satisfacción de las necesidades y la polis estar en el dominio de la libertad, es decir a la búsqueda desinteresada del bien público y de la buena vida”

También Max Weber, en Economía y Sociedad, desde una dimensión específicamente económica le dedica un intenso tratamiento a la familia por el lugar en la trama social, como unidad económica y de solidaridad, que en lo ideológico se encubre bajo la apariencia de la célula imprescindible de la vida social como medio “natural” de la socialización.

El trabajo asalariado, es la concepción del trabajo como modalidad de intercambio. El proyecto capitalista es el que definitivamente acentúa la dimensión económica del trabajo en tanto el esfuerzo y la organización permiten la precisión y calculabilidad del capital. Es necesario medir la productividad independientemente de la motivación del sujeto trabajador. De esta manera el trabajo se organiza según los parámetros de la organización científica. Organización que dio forma al cambio de sentido del trabajo y lo transformó en un medio para ganar un salario. “Deja de ser una parte vital de la vida del hombre y se transforma en un mero instrumento para obtener el salario”.

El tiempo del trabajo y el tiempo de vivir se divide y hace emerger, según plantea Marx en 1844, “el individuo que alienado en su trabajo, será necesariamente en su consumo y finalmente en sus necesidades. Porque él no tiene límites ante la cantidad de dinero que puede gastar y ganar, él no tendrá límites de necesidades que el dinero permite tener ni a las necesidades del dinero. La monetarización del trabajo y sus necesidades hace saltar el límite en los que estaba contenido cierta filosofía de vida” [12]

Sin embargo las formas y contradicciones están sumergidas en el juego de relaciones sociales en la vida cotidiana. Por ejemplo Pahl (1989) observa una mujer planchando una prenda en un contexto doméstico ello por si solo no nos da suficiente información. Podría ser un trabajo asalariado si la mujer fuera una trabajadora externa de una fabrica de ropa, o podría ser una persona autoempleada si la hubiera confeccionado ella misma y pensara venderla, también podría ser un trabajo doméstico realizado para ella misma o trabajo de reproducción de otros miembros de la familia e incluso trabajo voluntario.

El concepto de trabajo asalariado marca sesgos ideológicos exaltando ciertas formas y ocultando o marginando otras, considerándose esta forma como la única actividad designada como trabajo. De este modo el trabajo asalariado pasó a representar la actividad básica del mundo público en el mercado.

A partir de estas marcas podemos – sobre lo ya visto- intentar reconocer aquello que por obvio se desconoce:

– la distinción contradictoria entre trabajo productivo ( vinculado a la esfera de lo público) –reproductivo (vinculado a la esfera de lo doméstico o privado).

– La institucionalización de una forma de trabajo el asalariado.

– La trasvasación a consecuencia de la monetarización del trabajo de ambas esferas público / privado; publicando lo privado y privatizando lo público.

La Institucionalización de una forma trabajo.

Son las instituciones de la sociedad las que establecen, regulan y hacen reproducir la actividad del trabajo como modo de regulación de las relaciones sociales. El modelo de desarrollo del sistema de relaciones sociales capitalistas por las que se definen las luchas, su finalidad, expresan en el mismo proceso sus contradicciones y sus formas de resolución. El mismo presenta tres pilares [13] que recordamos para subrayar las marcas hegemónicas en el sentido del trabajo:

a) una organización del trabajo (modelo de industrialización) o principios generales que gobiernan la organización del trabajo. Abarca no sólo las formas de formas de la organización del trabajo dentro de las empresas, sino las formas de división del trabajo entre las empresas en relación a condiciones de la producción (productividad del trabajo, grado de mecanización, importancia relativa de las diferentes ramas) y a las condiciones de uso social de la producción (consumo de las unidades familiares, gastos, etc).

b) un régimen de acumulación desde donde se instauran los mecanismos del ajuste de los comportamientos, de los individuos a los principios colectivos en cuyas transformaciones, se advierten de resolver las crisis derivadas de las propias contradicciones del modelo de desarrollo capitalista. Hegemonía del capital que condiciona el sistema de relaciones materiales y simbólicas.

c) Un modo de regulación, o combinación de mecanismos que realizan el ajuste de los comportamientos contradictorios y conflictivos de los individuos a los principios colectivos del régimen de acumulación. Ajustes en los comportamientos que duelen en la conciencia generando desinvestimiento del sujeto con progresivo pérdida del deseo.

El contexto institucional u orden social se dio una organización del trabajo para ejercicio del poder que produjo la separación entre técnicos y ejecutantes cuya resultante es la polarización de la jerarquía en función de calificación -no calificación, con incremento del poder adquisitivo, y pleno empleo.

Es la noción de empleo (Keynnes.1930) que produce la sustitución consensuada del sentido de trabajo por empleo y regula la crisis de la producción – reproducción, con el apoyo del Estado benefactor. El concepto de pleno empleo, generó el ideal institucional de seguridad y dio lugar a una paradoja: en tanto la garantía de la seguridad de empleo para unos, incrementó la precariedad de empleo para otros.

La precariedad de empleo se instaura por la precarización de las condiciones, lo que fomenta cada vez más la competitividad desigual cuyo efecto es la fragilización de los principios de solidaridad, subsistencia y equidad, fundantes de las relaciones sociales. Esto en América Latina a partir de los ’70 constituyó la dualización de las sociedades industrializadas que sumada a la incrementación de la explotación generó estos discursos:

“En todos lados, una capa privilegiada de trabajadores estables contratados a empresas contrasta con una masa creciente de precarios itinerantes y desocupados o subocupados.

“Si no trabajo me siento una inutil”. “No se que haría sin trabajo, creo que me muero con la malaria que hay” “tengo tanto tiempo libre que no se que hacer” “No tengo ganas de hacer nada, me siento muy mal”. “No, mi situación es igual a la de los demás, porque falta trabajo”. “En todos lados vale más un certificado que la experiencia que uno tenga”. “Por más que estés capacitado toman a otro en ese lugar, lo que pasa que a los 40 años ya estas frito si te dejan sin empleo”

La significación del trabajo es resultante de un proceso interactivo en construcción.

A partir del contexto presentado, se ubica la relación trabajo – trabajador en un contexto social e histórico y para acceder a la significación como construcción. Ello implica reconocer que estas relaciones sociales remiten a acciones sociales con sentido y que en consecuencia la experiencia de lo social en la vida cotidiana, pregna la conciencia con el sentido del mundo económico-político sin desconocer la impronta persistente de lo mítico que se bate contra lo utópico.

Desde la perspectiva analítica asumida, la comprensión es posición metodológica: “Comprender es tratar de reconstruir el motivo que tuvo un individuo para actuar, puesto que toda acción social es acción con significado o sentido y debe estar orientado por la conducta de otros. “Por relación social debe entenderse una conducta plural que por el sentido que encierra, se presenta recíprocamente referida, orientándose en esa reciprocidad”

En consecuencia, es preciso analizar el juego en la vida cotidiana donde se carga de sentido las relaciones sociales, según el lugar que se ocupe en la división social del trabajo.

¨ Comprender o tratar de reconstruir los motivos de las acciones que los individuos tienen en el trabajo, permite revelar los fundamentos del vínculo.

¨ Reconocer los contenidos y sentidos comunes de la gente, sus distancias, sus sueños y sus límites, revelan la función simbólica del trabajo en la vida cotidiana actual y su utilización (en términos de inclusión – exclusión).

Algunos sentidos emergentes en la crisis del mundo del trabajo.

Emergentes en la vida cotidiana a fines de siglo, muestran que los signos del trabajo se ven conmovidos por principios de lógicas paradojales que las prácticas en el mercado globalizado generan bajo el apremio de ser “la única tabla de salvación”.

Las condiciones del riesgo cotidiano se constituyen en condiciones de la incertidumbre por lo cual un profundo ejercicio de reflexión es altamente necesario para obtener como analizadores comprometidos de la realidad para reconstruir la problemática del sujeto en la realidad; con la consideración siempre atenta que como toda construcción “ es provisoria en procura del sentido de las interacciones humanas, a partir de la perspectiva de los sujetos” [14]

Las repercusiones en el campo de lo social y familiar emergió con un efecto que el impacto se registra como la crisis más profunda luego de la II Guerra Mundial, por sus nuevas características. Esto ha hecho que el debate sobre “el futuro del trabajo” cobre especial interés y participen en él los distintos sectores sociales con intereses, en ocasiones, contrapuestos. A modo de disparadores de sentido recuperamos de diferentes trabajos de investigación, los siguientes emergentes:

¨ Las condiciones en que trabajan sectores cada vez más amplios de población son de altísima precariedad, a tal punto según relatan los propios actores, sufren accidentes graves, y hay quienes mueren realizando la tarea. A pesar que ellos mismos cuestionan y lamentan tal estado de cosas, no buscan formas de cambiar la situación (trabajadores changarines del mercado de abasto, Córdoba)

¨ El “miedo social” a estar sin trabajo, creado en esta nueva etapa de la sociedad capitalista, es una nueva forma de control social. Tal miedo se particulariza y subyace en las conductas de los sujetos como un mecanismo no consciente que les impide movilizarse y agruparse para buscar nuevas alternativas de lucha que los lleve a mejorar su situación laboral. (Categoría elaborada sobre registros del trabajo de intervención con grupos de desocupados, inicios del ’95 en Córdoba).

¨ Es además un riesgo colectivo la experiencia de la incapacidad social, es decir de situarse como sujeto de la acción, pues no se comparte, no se socializa. Produce “vergüenza” y desamparo institucional. Tal desamparo llevaría, según Eisenberg y Lazarfeld (1938) a que los sujetos acusen una fuerte disminución de sus expectativas y objetivos, adoptando una actitud resignada, o retirada al conformismo dice Castoriadis(1994). Así, aumenta la inseguridad y erosiona la imagen y de la confianza en sí mismos y de los vínculos con otros.

¨ El desempleo es una de las principales causas de exclusión, en razón de la espiral de rupturas de relaciones que produce. En países subdesarrollados esta exclusión pasa más bien, por la intensidad en el tiempo de ocupación laboral y también por la violencia de las relaciones sociales (impunidad- contratos ilegales- corrupción). Por ejemplo, dice Teresa Carreteiro, “la exclusión en Brasil, se produce por la socialización de la violencia”. “la falta de empleo, la inseguridad laboral y las inexistentes garantías para la supervivencia conducen frecuentemente a diversas manifestaciones patológicas, en las que predominan sentimientos de angustia, indefensión y pueden llegar a estados de claudicación del yo”. En otros términos, lo económico y la dominación en las relaciones sociales son fuentes de exclusión social.

Ricardo Malfé (1995) resume observaciones realizadas y orientadas a conocer actitudes hacia el trabajo de hombres con empleos precarizados. Observa que en ellos prevalecía una disposición de ´´estoica entrega´´ a las exigencias de cualquier trabajo que pudieran conseguir, sin importar las condiciones en que ese trabajo se realiza ni otros aspectos a los que tradicionalmente se ligaron, en la historia del movimiento obrero argentino, reivindicaciones combativas. El estar “sin hacer nada ´´ dejaría al sujeto sin existencia social, por ello es mejor ´´ hacer cualquier cosa´´, aunque se sientan explotados. Así la posibilidad de estar desocupado se ligaría a ´´un sentimiento de vergüenza´´. Por tanto es preferible hacer lo que sea ´´mientras el cuerpo aguante ´´ (Dejours , 1990 ) .

Se puede pensar que “existe un vínculo inconsciente con la actividad laboral por el cual el trabajador considera que el empleador le concede una gracia particular al darle trabajo y le hace un favor al pagárselo. Vínculo inconsciente que no le permite al trabajador pensarse a sí mismo como elemento indispensable de la relación productiva” ( M . Matrajt 1987 ) .

De seguir así sólo vamos a una sociedad más fragmentada y desigual. Los desempleados no son sólo números de estadísticas sino personas, hombres concretos, con sus familias, y un futuro… sin proyecto. Sin embargo, “el trabajo asalariado -dice un especialista del trabajo y crítico de la economía política- está en vías de desaparición como la base principal para construir la propia vida, una identidad social, un futuro personal”. Pero tomar conciencia de este hecho tiene un alcance esencialmente subversivo, pues mientras a la gente se le diga: su trabajo es la base de la vida, es el fundamento de la sociedad, es el principio de la cohesión social, no hay más sociedad posible que ésta, con lo cual la gente se vuelve psicológica, política y socialmente dependiente del empleo. Por lo tanto se fuerza a la gente a tomar esos empleos a toda costa. Y cuanto más lo hacen mayor poder ganan los empleadores sobre ellos. Ese discurso conlleva una estrategia del poder del capital – de los empleadores” ( Miserias del presente, riquezas de lo posible” Gorz.1998)

REFERENCIAS:

* Autora: Lic. Ana María Correa. Docente e investigadora. Universidad Nacional de Córdoba.

E-mail: acorrea@arnet.com.ar

NOTAS:

1- Castoriadis Cornelius. La Institución imaginaria de la sociedad. Vol. I. Tusquet. Pag254

2- Gramcsi. Citado por Bernasayag en Esa dulce certidumbre de lo peor. Nueva Visión 1991.Gramcsi precisa que todo discurso es metafóricoen relación a la cosa que se refiere, renuncia a la ilusión positivista de crear un lenguaje objetivista . “Una vez demostrado que todo el mundo es filósofo, cada uno lo es a su manera, esto es cierto e inconsciente, porque aun en la manifestación mas humilde de la actividad intelectual cualquiera, el lenguaje por ejemplo, está contenida una concepción determinada del mundo”

3- Castoriadis. Op.cit. pag.255

4- Lechner Norbert. Los patios interiores de la democracia. Flacso. Pag.233

5- Diccionario Etimológico de la lengua Castellana. Ed. Gredos. Madrid 1961. Cita Este capítulo refiere a “tres – palus” por los tres maderos cruzados que formaban el instrumento de castigo al cual era sujetado el reo. Sentido que pervive fuertemente en la edad media donde el sentido de la vida se asocia , desde la fuerte impronta del cristianismo, al sufrimiento, al dolor” .

6- Gorz André. La metamorphose du travail. Quete du sens. Galilé. Pag.25

7- Heller Agnes. Historia y vida Cotidiana. Grijalbo. 1985. Barcelona.

8- Lipietz Alain. Elegir la audacia. Madrid. 1997. pag.57

9- Hanna Arendt, La condición del hombre moderno, op.cit. capIII.

10- Lipietz. Géneros, clases y reparto del trabajo. Traducción Isable Pereriro. La propuesta para enfrentar el paro, o desocupación esta planteada en términos de un desarrollo del Tercer sector de utilidad social , al lado del público y el privado. La idea es utilizar el dinero del tratamiento social del paro para subvencionar un nuevo tipo de actividad, con nuevas relaciones sociales. Los organismos del tercer sector (cooperativas, agencias, etc) estarían exentas de impuestos y recibirían una subvención por cada empleo.” Editorial Bakeaz. 1996. (pag.91)

11- Gorz. A. op.cit. pag 26.

12- Gorz. Op.cit. pag 128

13- Lipietz Alain. La relación capital-trabajo. 1989. Conferencia Córdoba. Esquema del modelo de desarrollo económico de Lipietz y agregados sobre la discusión de la constitución del sujeto.

14- Correa Ana.(comp) Notas para una psicología social Publicación Fac. Filosofía y Humanidades. 1999.

Bibliografía Consultada.

– Becaria y López(comps) Sin trabajo. UNICEF/Losada.1996.

– A.Heller. Historia y Vida Cotidiana. Grijalbo.1985.

– A.Heller. Silenciosa marcha fúnebre. Balance del siglo XX. Página 12.1991.

– Enriquez. E. L’Organisation en anlyse. Traducción Correa-Marano, en Textos. Curso de posgrado.Escuela de Psicología.1997.

– Correa A. (compilador) Notas para una psicologia social. FFyH. UNC. 1999.

– Fernández Ana. “La mujer de la ilusión”. Bs. As. 1998.

– Gorz André. Métamorphoses du travail. Quete du sens. Galilé. Paris. 1991.

– Gramsci. Cahiers de prison. N. 2. Ed.Sociales. París. 1983.

– Lipietz Alain. Elegir la audacia.Ed. Trota.Madrid. reedición 1997.

– Quiroga Ana. Enfoques y perspectivas en psicología social. Ed. Cinco. 1987.

– Rodriguez- Goñi – Maguregi (eds). El futuro del trabajo. Bakeaz cdem.1996.

La significación del trabajo: en la construcción de la relación sujeto realidad a fines de siglo.

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