Diseño de Tapa
Año 17 N’31, Mayo de 2013
Arte de tapa
Fotógrafa: Graciela Castro

La Universidad Nacional de San Luis cumple cuarenta años de creación.

Cuando se conoció la Ley emanada del Ejecutivo Nacional Nº 20365 dando origen a una nueva institución de estudios superiores en el territorio de la Argentina, muchos fueron los que emocionados sintieron que sus esfuerzos y sus sueños se habían concretado. San Luis era a partir de ese momento sede de una Universidad que comenzaba a construirse en base no sólo de las aspiraciones citadinas, sino también desde el estudio, las consultas especializadas, el trabajo sostenido y reflexivo, mantenido en un tiempo por un grupo de visionarios. Todo ello se constituyó en una especie de mandato social, de tipo fundante que perdura vivo aún no sólo en memoriosos, sino también en el hombre que transita las calles de las ciudades y de pueblos de la provincia.

El ser sede de una Universidad, es un sentir muy especial de una comunidad, dado que ve, en la concreción de ello, un elemento distintivo frente al conjunto de otras, y que señala un grado de madurez y de superación. La ciudad crece y se transforma y rompe sus letargos conservadores, pero también crece a través de las nuevas posibilidades que, a partir de ese momento, tienen sus hijos. Algunos ya no tendrán que emigrar a otras provincias para coronar sus aspiraciones profesionales. Si se tuviese que señalar una célula germen, podríamos arriesgar que el colectivo sanluiseño veía en primer término el evitar el desmembramiento de su estructura social productiva generada por la marcha de los jóvenes a centros como Córdoba, Santa Fe, y La Plata principalmente. Sumemos a ésto otra variable, una económica que no daba igualdad de posibilidades para todos en estas comunidades. Sólo aquellas familias de cierto nivel financiero podían mantener a sus hijos en otras ciudades y esto ya era otro símbolo de estratificación. El concepto de universidad como estructurador de elites y de distinción social se mantuvo, mas allá de los principios reformistas gestados en 1918.

Cuando se conoció la Ley emanada del Ejecutivo Nacional Nº 20365 dando origen a una nueva institución de estudios superiores en el territorio de la Argentina, muchos fueron los que emocionados sintieron que sus esfuerzos y sus sueños se habían concretado. San Luis era a partir de ese momento sede de una Universidad que comenzaba a construirse en base no sólo de las aspiraciones citadinas, sino también desde el estudio, las consultas especializadas, el trabajo sostenido y reflexivo, mantenido en un tiempo por un grupo de visionarios. Todo ello se constituyó en una especie de mandato social, de tipo fundante que perdura vivo aún no sólo en memoriosos, sino también en el hombre que transita las calles de las ciudades y de pueblos de la provincia.

Los antecedentes facticos e históricos de la Universidad Nacional de San Luis pueden rastrearse en los primeros años del siglo XX dentro de un proceso abarcativo como fue la génesis de la Universidad Nacional de Cuyo. Contextualizado con la efervescencia de la Argentina del Centenario, comenzó a gestarse la idea de una Universidad que viniera a congregar a toda la población cordillerana desde Neuquén hasta La Rioja. Estas ideas plasmadas en sueltos periodísticos y en determinadas discusiones de sectores ilustrados, culminara en 1913 con la propuesta del diputado nacional por Mendoza, Dr. Rafael del Castillo quien sostenía ese derecho para la región Cuyo. Si bien este es el antecedente más antiguo que se conoce, el relevante tal vez sea el Congreso Estudiantil de Cuyo, realizado en septiembre de 1921 en la ciudad de Mendoza, donde se discutió un plan de acción para que dicha ciudad sea sede de la Universidad de Los Andes (primera denominación de la fue Cuyo).

En ese Congreso, donde viajaron delegados de las tres provincias que conforman el Cuyo tradicional, se estipularon las unidades académicas que tendría cada provincia, y las carreras acordes a las características geográfica y productivas que se implementarían. No solo se había contemplado que San Luis (ciudad), tuviese una extensión académica, sino que se discutió y se resolvió que la ciudad de Villa Mercedes también fuese alcanzada por ésta. A partir de allí podemos destacar dos líneas de acción: una que consistió en la conformación de una Comisión pro estudios para Mendoza, con la participación de representantes de las otras provincias cuyanas, y otra para el caso puntual de Villa Mercedes que tomó la propuesta de los jóvenes estudiantes (estudios de veterinaria, de agronomía, y contables) y la hizo suya de tal modo que en todo el devenir posterior, estos campos disciplinares estuvieron tallando. La primera concluyó con la creación en 1939 de la Universidad Nacional de Cuyo, tomando como punto de arranque ciertos institutos y colegios especializados existente en cada ciudad capital, y la otra quedó como una deuda pendiente que sólo alcanzaría su concreción a partir del año 1973.

Los villamercedinos, a pesar de haber experimentado la frustración de conseguir una extensión académica por parte de la Universidad Nacional de Cuyo, continuaron con sus reclamos frente a la autoridades universitarias de Cuyo. A partir de 1958 el Concejo de Deliberantes de la ciudad de Villa Mercedes se expide sobre la necesidad de organizarse para reclamar una Facultad de Veterinaria y otra de Abogacía en momentos que Cuyo iniciaba un proceso de expansión y de creación de nuevas carreras en otras ciudades que no fuesen la capital de provincia. Será éste el inicio de un movimiento que congregó a muchos representantes de las llamadas fuerzas vivas de la ciudad, para conformar diversas comisiones que hasta 1973 bregaron por concretar estudios universitarios para Villa Mercedes.

El Dr. Gustavo Malek -Ministro de Cultura y Educación de la República Argentina- había llevado adelante una serie de conversaciones con los representantes provinciales con el propósito de conocer y poder desde allí generar acciones de “equidad” en su competencia. De ésto surgirá el llamado Plan Taquini que proponía la reorganización de los estudios universitarios nacionales, y que dio, como resultado, el surgimiento de nuevas casa de estudios superiores (Rio IV, La Pampa, Catamarca, etc.) que rompieron con la vieja concepción de las grandes universidades congregadoras en determinadas regiones. En esto trabajó la Comisión Pro Universidad, en la ciudad de Villa Mercedes, procuró acercamientos hacia estas nuevas unidades -como ser Rio IV, o La Pampa-, buscando que extendieran las carreras que consideraban sus reclamos históricos u otras que correspondieran. No lograron su cometido.

En esa desazón de ver como se cerraron aquellas puertas que ayudaron a construir, surgió la idea de peticionar y trabajar para la creación de la Universidad Nacional de San Luis como un desprendimiento de Cuyo. No fue una tarea fácil, no sólo Mendoza se opuso y accionó en consecuencia, sino que la sociedad sanluiseña se opuso dado que consideraban que, de primar esta creación, la estructura instalada en la ciudad de San Luis vería mermar su presupuesto y por ende su continuidad en los términos en que lo estaba haciendo. Solamente San Juan adhirió en esta búsqueda, pues también compartían la necesidad de desagregar las unidades académicas que estaban radicadas en la ciudad capital, y desde esa base académica fundar la Universidad Nacional de San Juan.

Fueron muchas las acciones que hizo la ciudad de Villa Mercedes para alcanzar sus propósitos, movilizados por una Comisión presidida por la Prof. Nelly Chenau de Vecino – directora de la histórica Escuela Normal-. Son estas acciones por lo que se caracteriza a este movimiento como una gesta. En función de estos informes, entrevistas y de su “Estudio de Factibilidad” elevado al Ministerio de Educación de la Nación, el Ministro Malek elaboró su proyecto Decreto Ley girado al Ejecutivo Nacional, y que se efectivizó a través del número 20365 por el cual se creaba la Universidad Nacional de San Luis. El día 10 de Mayo de1973 se recibió con toda la algarabía y movilización de un pueblo ese decreto, traído expresamente por el Intendente Municipal y miembros de la Comisión en la estación de trenes de la ciudad.

Mgr. Ricardo Ulises Miranda

Prof Adjunto en Historia Económica y Social Argentina – Lic. En trabajo Social

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