RESUMEN
Este trabajo se inscribe en un proyecto de investigación más amplio sobre “ Las Política de Fomento al Turismo en el proceso de Renovación Urbana: el caso de la Boca”[ii]. El objetivo general que orienta el desarrollo de este trabajo es analizar las percepciones que los habitantes del barrio tienen con relación al fomento del turismo cultural en la zona, hecho que se está verificando en el marco del proceso de renovación. Si partimos de la base de que el turismo es, en la actualidad, uno de los movimientos poblacionales ( y económicos) que más ha crecido en los últimos años y que supone una transformación del espacio y la aparición de nuevos usos del suelo. Es de nuestro interés desarrollar cuales son estas visiones vecinales sobre las políticas que se están llevado a cabo desde el gobierno de la Ciudad, orientadas a la recuperación de la zona de la rivera y espacios públicos antiguamente olvidados. En el discurso oficial se habla de integrar la ciudad a la ribera, de recuperar espacios públicos para los porteños. Pero en este marco es pertinente preguntar: ¿cómo? ¿hacia quiénes se dirigen esos proyectos? Es claro que la industria del turismo está jugando un rol central en la transformación del barrio y en la sobrevaloración del suelo[iii] a partir de un nuevo uso territorial.
Para este análisis nos basamos en una encuesta[iv] realizada por los investigadores del Área de Estudios Urbanos del Instituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) en el marco del proyecto TS49 y también en entrevistas realizadas a jefes de familia y lideres de comedores barriales.
ABSTRACT
This paper is part of a wider research project about “Tourism Development Policies in the Urban Restoration Process: in the case of ‘La Boca’”. The general aim of this paper is to analize the perceptions that people from this part of the city have in relation to cultural tourism development in the area, fact that is being verified in the context of the restoration process. If we depart from the base that tourism is, at the moment, one of the population (and economic) movements that have greatly grown in the last years, and that it presupposes a transformation in space and the discovery of new uses for the land. It is our interest to find out which are the neighboring visions about the policies that have been taking place from the City Government, focused on the recovery of stream “rivera” area and public spaces forgotten in other times. Topics such as integrating the city to the stream “rivera” and recovering public spaces for the “porteños” are being discussed in the official speech. But, in this context, it is pertinent to ask: How? Who are these projects oriented to? It is clear that the tourism industry is playing a central role in the transformation of that part of the city and in the overvaluation of the land, from a new territorial use.
Introducción
En la década del ´90 la ciudad de Buenos Aires ha sido espectadora de grandes transformaciones socioculturales, económicas y políticas. La zona sur, antiguamente olvidada, no tomada en cuenta por el gobierno nacional y local se está convirtiendo en un nuevo polo de desarrollo urbano. Estas transformaciones se vinculan con la realización de las obras costeras de prevención y mitigación de las inundaciones en el barrio, elemento disparador de un posible proceso de renovación. En esta región se ha concentrado una gran cantidad del gasto público destinado a promocionar y a reciclar las zonas del sur de la ciudad. Lo que no está claro es si ese reciclaje pretende mejorar los patrimonios históricos o también intenta reciclar la categoría de sus habitantes, tendiendo pues a la “revalorización” del barrio de la Boca en vistas de su atracción inmobiliaria, en gran parte determinada por estar estratégicamente ubicado en una de las áreas centrales de la ciudad de Buenos Aires.
Es en el año 1999 cuando finalizan las obras y se puede encontrar nuevas transformaciones en la zona. Sólo a modo de ejemplo, en los últimos emprendimientos llevados a cabo para la zona sur en general y para el barrio de la Boca en particular, por distintas instancias gubernamentales hubo intervenciones en infraestructura, así como también cambios en los códigos de zonificación ( industrial, residencia, comercial). Estas modificaciones del código de edificaciones tienen como objetivo revitalizar áreas degradadas de la ciudad, actuando fundamentalmente como disparador de futuras nuevas intervenciones del sector privado.
Nociones de “ Renovación Urbana” y Gentrification”
Las ciudades y sociedades de todo el mundo están experimentando un profundo cambio en su estructura urbana (Borja y Castells, 1997). Este cambio se debe a una nueva estructura tecnológica enmarcado en un proceso de globalización de la economía que ha cambiado los modos de producir, consumir, gestionar, informar y pensar. Los procesos de renovación en las grandes ciudades no son ajenos a dichos cambios estructurales. Se asiste a los procesos de urbanización más rápidos y dinámicos en la historia.
A partir de los 60´ comienzan a aparecer a nivel mundial procesos de renovación. Los mismos implican transformaciones en el espacio urbano que se manifiestan a través de cambios en las áreas centrales de las ciudades que comprenden el crecimiento de las actividades terciarias ( sobre todo en las áreas de servicios), la rehabilitación de áreas degradadas y el desplazamiento de sectores de menores ingresos que habitan en estas zonas, debido a que se desencadena o pueden desencadenarse procesos de valorización del suelo.
En Buenos Aires, a partir de los “90” comienza embrionariamente a observarse el desarrollo de un proceso de renovación que se relaciona con un proyecto más amplio de transformación de la ribera que se extiende de sur a norte. Es parte de la concreción de los mismos emprendimientos realizados en Puerto Madero, la Costanera Sur y los proyectos para el área de Retiro. Dicho plan supone la incorporación del suelo urbano ampliando la ciudad, generando así nuevos usos comerciales, de servicios y viviendas que en una primera fase favorecen a sectores de altos ingresos ( en particular en el caso de Puerto Madero), por ejemplo, con la construcción de nuevos hoteles, oficinas bancarias, edificios para viviendas, lujosos edificios, etc. Esta transformación comienza a gestarse en la gestión de Saúl Bouer y tiene como punto de arranque al mejoramiento de la situación de las inundaciones en el barrio. Las inundaciones sirvieron como primer escalón para la creación de condiciones que permitieron nuevas intervenciones, más enfocadas al fomento del turismo, centrándose en las áreas de vuelta de Rocha y Caminito, zona mejoradas con importante actividad comercial como consecuencia de las defensas.
Muchas veces las intervenciones tendientes a renovar el espacio producen lo que la bibliografía especializada ha denominado “gentrificación”[v], que consiste en como los barrios antiguamente más marginales son invadidos por sectores de mayores ingresos y, por lo tanto, el valor del suelo aumenta y las viejas y humildes construcciones obreras (en el caso de La Boca, los conventillos italianos) se pueden llegar a transformar en viviendas más lujosas y elegantes. La gentrificación es un proceso a través del cual las clases más favorecidas pueden llegar a desplazar a grupos sociales más desfavorecidos, como consecuencia de la dualización de la ciudad que acompaña el alto crecimiento de las desigualdades entre los individuos y grupos sociales.
El término gentrification alude a la recuperación de las áreas residenciales centrales y a su resurgimiento comercial que generalmente acompaña procesos de aumento del valor de las propiedades y tiene como objeto la expulsión de las familias pobres—antiguos residentes de dichas áreas” (Herzer et, al, 1999). Esto acarrea la transformación del espacio construido y la aparición de nuevos habitantes, que en el caso de La Boca se refuerza por la creciente explotación turística: servicios, restaurantes, galerías de arte, museos, milongas, etc. Estos son sólo algunos de los emergentes de esta dimensión específica del proceso de renovación.
La transformación de los usos del suelo ha significado la ampliación del área central, generando el despegue de nuevos usos comerciales, de servicios y habitacionales a sectores de altos ingresos que antiguamente no transitaban esta región del espacio. Las acciones emprendidas por distintos niveles de gobierno, el Estado Nacional y el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, fueron un puntapié inicial de la transformación de áreas degradas, desde hace décadas olvidadas. En este proceso de renovación el papel de los gobiernos nacionales y municipales es fundamental, sentando los cimientos para las transformaciones económicas, sociales y ambientales en determinadas áreas de la ciudad que antiguamente habían sido abandonadas y que hoy comienzan a tener un nuevo valor debido a la reconstrucción histórica de la zona sur orientada a la conservación del patrimonio histórico-cultural.
El Impacto del fomento del turismo
El Turismo constituye hoy en día un segmento en expansión, convirtiéndose en el principal protagonista de la recuperación urbanística del barrio. Se transforma entonces en un producto donde sus consumidores buscan un contacto de primera mano con la cultura local y en la mayoría de los casos lo “autóctono” pasa ocupar el lugar de lo “exótico”. El Turismo, como cualquier actividad humana, es productor de impactos varios sobre las comunidades donde se desarrolla. El papel que toma hoy por hoy el turismo tiene que ver con una nueva lógica económica instalada que intenta fortalecer y renovar los principales centros históricos de las ciudades. Ahora bien, este fenómeno presenta serias limitaciones: el turismo es una forma de irrupción de lo global en la esfera de lo local y esto puede producir en la cultura local un efecto tanto de potenciación como de erosión[vi].
En este sentido se considera que el turismo puede afectar tanto las áreas naturales como las construidas y habitadas. Se observa que en ocasiones el fenómeno turístico puede generar[vii]:
Contaminación arquitectónica: A menudo se ha fracasado al querer integrar la infraestructura de sitios o de lugares turísticos con las características del medio provocándose así choques entre el medio ambiente construido y el propio de la zona.
Sobrecarga en la infraestructura: Se manifiesta cuando la intensidad de las visitas supera la capacidad de la infraestructura prevista. Esto a su vez trae aparejado contaminación y posibles consecuencias en la salud.
Segregación de residentes locales: Implica la separación espacial de las áreas turísticas del resto y conlleva en algunos casos a una segregación social. El patrimonio histórico –cultural se revaloriza en el marco de un desarrollo sustentable de la actividad turística produciéndose, por ende, que el viejo residente que habitaba un lugar en el centro de la ciudad sea desplazado progresivamente hacia las afuera de ella.
Se pone el acento en este último punto debido a que las políticas culturales de fomento al turismo que se expresan a través de la construcción de museos, centros culturales y calles peatonales del desarrollo de una imagen basada en la escenografía o fachadismo, requieren de la erradicación del comercio ambulante, de los inmigrantes, etc. ( Hardoy, 2000). Con este cambio se produce también una modificación del derecho a la ciudad, donde los viejos residentes del barrio no concordarán con esta nueva cara que se le querrá dar a la zona a través del fomento del turismo. Estas rehabilitaciones que se están llevando a cabo en la mayoría de los centros urbanos de las ciudades con mayor importancia turística[viii], recrean una nueva concepción de lo público. La zona sur, antiguamente dejada de lado, se recupera como lugar, como espacio de historia, situando en ella una nueva oferta cultural. En donde algunas veces, el tiempo y el espacio ya no son las coordenadas de un mundo ordenado, sino los ejes, las excusas sobre las que el mercado construye sus reclamos. Esos hitos más significativos que otorgan singularidad a nuestro producto turístico son objetos de consumo que mantienen su sentido moderno de la historia, la comunidad y la identidad porque existe el turismo para convertirlos en mercancías
Se impone el logro de condiciones de calidad para algunos (en general pocos respecto de la ciudad en su conjunto) apuntando, no al mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes[ix], sino al cumplimiento de condiciones de comercialización.
¿Peaje para ver Caminito?
En aquel momento, el Gobierno de la Ciudad puso en función la Corporación Sur, un ente estatal que se encarga de llevar adelante programas para el desarrollo de la parte más postergada de la ciudad. Según ellos se trata de una iniciativa positiva cuyo impacto sobre los desequilibrios urbanos dependerá de la capacidad de la gestión, financiamiento y también del crecimiento de la economía y la distribución del ingreso en la ciudad.
Desde sus comienzos Buenos Aires ha presentados grandes diferencias entre sus barrios. A lo largo del siglo las riquezas se concentraron en el norte, mientras que el sur quedó olvidado y se asentaron allí sectores de menores recursos económicos y sociales. En las últimos décadas se agravaron notoriamente estas diferencias, especialmente debido a la ausencia de políticas destinadas a promover un mayor equilibrio urbano. Según observaciones oficiales la zona sur de la ciudad concentra el noventa por ciento de las personas que viven en condiciones de emergencia, con índices educativos, sanitarios y de servicios situados muy por debajo de los promedios de la zona norte.
A partir de la redefinición de un plan estratégico para el sur, la gestión del gobierno local y nacional se orienta hacia el fomento de las zonas sureñas de la ciudad y el incremento del turismo en la ciudad. Pero toda política pública se torna realmente efectiva desde el momento en que los actores estatales y los actores sociales se involucran en un proceso de cooperación orientado hacia un fin común. La posición de los propios actores involucrados en el proceso adquiere, entonces, un lugar central. En el proceso de renovación de La Boca –y en particular en los planes de fomento del turismo– los actores estrictamente barriales parecen haber tenido un lugar absolutamente relegado. En todo caso es legítimo preguntarnos: ¿cuál es la visión que los habitantes del barrio tienen de este plan? ¿Han sido consultados por algún organismo local o nacional sobre las transformaciones en el barrio y su perdurabilidad en él?
De aquí en adelante se analizará cuál es el significado que los pobladores atribuyen a dichas transformaciones en el barrio. Nuestra intención es indagar cómo las familias de menores ingresos perciben los cambios y si registran el fuerte impulso que se le está dando al turismo desde las políticas públicas del gobierno nacional y local.
La percepción de las transformaciones barriales
En las entrevistas se les preguntó por las transformaciones del barrio y, en particular, si en los últimos años se habían realizado algunas mejoras. La mayoría de los entrevistados respondieron ser conscientes de que en el barrio se estuvieron haciendo cambios. Los principales cambios que se registraron son el incremento del turismo, el arreglo de la plaza a continuación de Caminito, las reformas en el Puerto, la seguridad antiguamente inexistente, la nueva iluminación, los nuevos tipos de construcciones[x].
Algunos vecinos asignan una gran importancia a la demolición de viejas casas y su reemplazo por nuevas construcciones o reciclado de viejos conventillos. Esto es considerado como altamente positivo, tanto desde el punto de vista estético como del mejoramiento del hábitat en general. Esto se proyecta sobre otra cuestión, no menos importante, como la de la valoración de la sanidad por parte de los vecinos. A su vez, esto remite –en la trama discursiva– a la presencia de ratas en los baldíos o en las casas abandonadas y, con un contenido social aún más significativo, la asimilación de estas condiciones de insalubridad con la presencia de vecinos indeseables ( inmigrantes).
De todas maneras, al menos en la aproximación inicial que se ha hecho a estos actores, lo que se observa es que los vecinos no llegan a percibir la relación entre el fomento de las políticas turísticas –que es un pilar fundamental en promoción de la zona sur– y las mejoras de las condiciones en el hábitat barrial. Son muy pocos los que establecen una relación concreta entre crecimiento del turismo y mejoras en el barrio. Creen que estos factores son independientes entre sí y que no se hallan interconectados. En una gran mayoría creen que las mejoras en la recolección de basura, la iluminación y el asfalto son fines en sí mismos, y no consecuencias de una búsqueda de mejores condiciones para la explotación turística del barrio.
Desde nuestro punto de vista –que no tiene por qué convertirse en un parámetro de juicio de las perspectivas subjetivas de los actores–, las mejoras del barrio no sólo se deben al fomento al turismo, pero no es menos cierto que si no existiera esta promoción turística quizás el barrio de la Boca seguiría teniendo la misma cantidad de ratas, el mal servicio de recolección de basura y la inexistente iluminación. Con esto no queremos decir que las mejoras del barrio son puramente una consecuencia de las transformaciones turísticas y la intencionalidad de convertirlo en una zona residencial con un alto valor del suelo. Estos factores no nos permiten poder explicar mejor un fenómeno tan complejo como el de la transformación de un área central. El fomento del turismo es un impulsor de estas transformaciones llevadas a cabo desde el gobierno nacional y local apoyado a su vez por empresas privadas. Este apoyo es fundamental para convertir un antiguo lugar de producción de manufacturas en un lugar donde se instalan las áreas de servicios, turismo, museos, lofts, cafés, bares, restaurantes, cantinas, etc.
Volviendo al tema global de la transformación urbana, la mayoría de vecinos identifican al Gobierno de la ciudad como su principal propulsor. Claro está que, en muchos casos, se le achaca querer solamente ganar plata. En otros casos, directamente no saben quienes son los actores que llevan a cabo estas mejoras. Finalmente, muy pocos incorporan en la respuesta al gobierno nacional y no hay ningún caso que lo impute a acciones vecinales, sociedades de fomento, agrupaciones o partidos políticos, iglesias o parroquias. La única institución que es nombrada repetidas veces es la Asociación de Bomberos Voluntarios de la Boca que tiene un alto grado de legitimidad en el barrio. De todos modos, no se la relaciona en absoluto con el problema puntual que estamos analizando aquí, sino que simplemente aparece como una referencia central en el imaginario asociativo de los vecinos.
¿El turismo transforma al barrio?
El sentido que le es otorgado por los vecinos al fenómeno del turismo es altamente positivo. No se manifiesta ningún tipo de rechazo, sino todo lo contrario. La transformación primera y fundamental es el “Turismo”, porque éste trae al barrio nuevas inversiones, lo enriquece, mejora las condiciones económicas de algunos vecinos y da fuentes de trabajo a sus habitantes –por ejemplo, en los bares, en los cantobares de tango, negocios, etc, transformando positivamente las condiciones del barrio a través de los espacios públicos como el puerto, la plaza, el Pasaje Caminito, etc.
Lo que no se logra detectar en los vecinos es que el fomento al turismo también puede traer otras consecuencias que no sean tan gratas para los habitantes más viejos del barrio como se hizo referencia anteriormente. No establecen una asociación que a futuro el barrio puede mejorar y ellos podrán correr el riesgo de ser desalojados. Ahora bien, paradójicamente, son ellos quienes constituyen el barrio: la Boca sin sus vecinos no es la Boca y por lo tanto ¿cuál sería la identidad del barrio y cual sería el interés de ser visitado?
En general, la apertura hacia los turistas es muy marcada y la presencia de extranjeros es bien recibida. Por su parte, la transformación visual del paisaje urbano cuenta con un alto nivel de aprobación. Todos responden lo hermoso que está Caminito y el honor que da sentirse parte de él.
Cuando se preguntó la opinión sobre las obras de defensa costera y los cambios que se hicieron en la zona de la rivera, la cuestión del turismo se hizo presente en una clave menos armónica. Si bien es verdad que el barrio, y más específicamente la zona de la rivera y Caminito siempre fueron muy concurridas por turistas y no turistas, lo cierto es que la explotación del espacio hoy en día se ha incrementado muchísimo: sólo hace falta dar una vuelta y ver como se ha transformado la fachada con una cantidad de servicios gastronómicos y culturales: Fast- foods, galerías de arte (Fundación Proa) y museos.
En una pregunta, particularmente crucial, se interrogó acerca de sí los arreglos y las transformaciones del barrio sólo iban dirigidas a los turistas o si también tiene una función para los vecinos. En la mayoría de los casos aparece la idea de que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires arreglaba todas las zonas más lindas del barrio sólo para los turistas.
Esto no lo encontramos contradictorio con lo anterior, aunque a primera vista parece serlo. El hecho de que se identifique al Gobierno de la Ciudad con el fomento al turismo no invalida lo positivo que es esto para ellos. Este fenómeno les ha mejorado las condiciones de vida, seguridad, sanidad, etc. y no lo ven como peligroso para su permanecía en el barrio, ni tampoco lo relacionan a futuro con un aumento del valor de las casas y alquileres
Para los vecinos es un gran alivio que se estén haciendo cosas, no importa a quienes están dirigidas a largo plazo. Lo que les importa es que, a corto o mediano plazo, ésto parece beneficiarlos. El proceso de renovación quizás todavía es muy nuevo para los vecinos y aún no han llegado a darse cuenta de la importancia que tiene apropiarse de un espacio urbano que se halla ubicado estratégicamente en la ciudad y que son muchos los que lo empezarán a demandar un lugar en él.
Conclusión
Los cambios veloces y profundos en el paisaje del barrio nos invitan a prestar atención a este fenómeno que ha convertido a una zona, antes degradada y marginal, en un posible centro de atracción turística y de esparcimiento muy valorado dentro de la ciudad. La Boca presenta dos caras. Una es la cara tradicional recreada por los nuevos usos –nostálgica, mítica, colorida, pintoresca, genovesa, pero también terciarizada, accesible, (protegida, segura)– que se quiere resaltar a través de las políticas de promoción turística y viabilizar en clave comercial. Se trata de una “modernización de lo arcaico”, que rearticula los rasgos tradicionales del barrio con las nuevas lógicas de la industria del turismo. La otra es la cara degradada, con sus inquilinatos y sus casas tomadas, sucia, caótica. Esto muestra el carácter dual y contradictorio del proceso de renovación en el barrio: la Boca real, que constituye un hábitat tradicional de los sectores populares, por un lado, y la que se desea mostrar, y que supone la erradicación de la población indeseable, la recuperación de zonas antiguamente degradadas, la restauración de las fachadas y los frentes.
Este proceso de renovación –y en particular, la dimensión de la renovación directamente vinculada con la apropiación del espacio para la industria del turismo– aparece de manera más o menos difuso en las percepciones de los vecinos. Pareciera que para ellos no importa cuál es el sentido del fomento al turismo, ni a quién va dirigido ni por qué. Lo que importa son las consecuencias practicas, el provecho que pueden sacar de esas situaciones y de ese fenómeno. Que en el mediano plazo el mismo proceso que genera beneficios inmediatos puede derivar en consecuencias no deseadas –como el aumento de la renta o un futuro desalojo– no aparece visible en los entrevistados. Por el momento, el turismo es lo lindo y una posible fuente de trabajo.
En el discurso oficial, el objetivo de la transformación de la rivera, consiste en integrar y recuperar los espacios perdidos de la ciudad. En realidad, la ocupación de espacios ha sido, sin dudas, selectiva y aún no sabemos si la transformación es meramente estética –y por tanto, en última instancia, superficial– o si hay algún tipo de apropiación por parte de los habitantes más viejos. Tampoco puede evaluarse todavía si la transformación los beneficia o los perjudica en términos de identidad barrial, identidad que muchas veces se sostiene en un antiguo arraigo familiar en un barrio muy particular dentro de la ciudad.
Bibliografía
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Villa, A (2001) El turismo cultural o la mercantilización de la cultura“. 1er Congreso de Turismo Cultural, Salta, Octubre 2001. Consultado en: http://www.naya.org.ar/congreso/ponencia
[i] Becaria CONICET. Directora: Hilda María Herzer.
Institución: Instituto Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires.
[ii] Este trabajo se encuentra inmerso en una Investigación que actualmente estoy desarrollando bajo el subsidio de una beca del CONICET.
[iii] Villa, A “ El turismo cultural o la mercantilización de la cultura “. 1er Congreso de Turismo Cultural, Salta. Octubre 2001. http://www.naya.org.ar/congreso/ponencia.
[iv] Encuesta realizada para el proyecto de investigación
Proceso de Renovación Urbana: el caso de La Boca”, dirigido por Hilda, María Herzer en el marco del programa de Subsidios a la investigación UBACyT, programación 1998-2001.
[v] El concepto de “gentrificación” fue usado por primera vez por Ruth Glass ( 1964) para referirse al proceso observado en Londres por el cual los diversos barrios obreros de la ciudad fueron invadidos por las clases medias, y las modestas viviendas, al expirar las locaciones de alquiler, fueron adquiridas y transformadas en caras y elegantes residencias.
[vi] El caso de Santo Domingo ilustra que cuando se crea el proyecto Cuna de América con apoyo de la OEA, se contempla la erradicación de los pobres que habitaban allí. Véase: Carrión, Fernando, Lugares o flujo centrales: los centros históricos urbanos, Serie Medio Ambiente y Desarrollo, No 29. Santiago de Chile, Diciembre, 2000.
[vii] Esta tipología ha sido tomada de Fernández, G, Ramos; A. “El Patrimonio histórico-cultural revalorizado en el marco de un desarrollo sustentable del turismo”. 1er. Congreso de Turismo Cultural. Octubre 2001.
[viii] Esta transformación comenzó en la zona norte de la ciudad extendiéndose por la rivera. Actualmente se prolonga hacia el sur desde la transformación de Puerto Madero y la recuperación de la boca. Véase. Pirez, Pedro, Buenos Aires: “Gobernabilidad Urbana en una Ciudad Metropolitana”, VI Seminario Internacional Red De Investigaciones Sobre Globalización y Territorio, Rosario, Mayo, 2001.
[ix] El barrio de la Boca es una de las áreas con peores condiciones de hábitat de la ciudad. Es a su vez la zona que recibe los mayores caudales de inmigrantes, en su mayoría de países limítrofes, concentrándose de este modo una población con elevados índices de pobreza, con un porcentual tres veces mayor de población con necesidades básicas insatisfechas que el resto de la ciudad.
[x] Esto se refiere tanto a los planes de vivienda de FONAVI como a los nuevos espacios reciclados para ser habitados por nuevos vecinos totalmente ajenos a lo que seria el tradicional barrio de la Boca.
Mariana Soledad Gómez Schettini