Al finalizar el año 2000 planificábamos la continuidad de nuestras actividades para el año siguiente sin sospechar que muchas de ellas se verían alteradas por circunstancias ajenas a la decisión de los universitarios.
No era la primera ocasión que las actividades académicas se verían alteradas. Primero fueron los anuncios de recortes en el presupuesto que llevó a modificar la rutina universitaria: volvieron las imágenes de las clases públicas, los paros, las tomas de edificios hasta lograr la renuncia de quien era por entonces ministro de economía de la nación.
Quizá por experiencias previas o porque los años nos iban volviendo algo desencantados de lo público, regresamos a las actividades pensando que en cualquier momento, por las condiciones del país, los universitarios enfrentaríamos otras crisis.
En medio de esa incertidumbre, un día del mes de mayo con profunda tristeza y cada cual a su modo, debimos despedir a un amigo y colega, el Ingeniero Mario Baeza. Nos quedó su generosidad, su honestidad intelectual, su tozudez en las discusiones, su militancia gremial y el recuerdo de su presencia acompañándonos en cada momento.
Luego continuó un proceso electoral en el que por primera vez los integrantes de la Universidad Nacional de San Luis, eligieron a sus autoridades en forma directa.
Ya durante el segundo semestre la crisis volvió a adueñarse de la vida universitaria: recortes en el presupuesto y en los salarios, amenaza constante de arancelar los estudios de grado, dificultades en el funcionamiento de las universidades. Otra vez apelar a la imaginación para las medidas de lucha: cortes de ruta, toma de los edificios universitarios, instalación de carpas, clases públicas, muestra de las actividades de investigación en plazas y paseos públicos, entre otras actividades, buscando en todas ellas que la comunidad conociera las actividades que se realiza en las universidades y la consecuencia negativa que tendrían los anunciados recortes en el funcionamiento de las unidades académicas.
Ya casi finalizando el año académico, la incertidumbre sigue siendo la constante y la Universidad rodeada con grandes signos de interrogación en relación a su futuro. Tal vez este sea el tiempo para enfrentar el debate acerca del papel de la Universidad en el siglo XXI.
Si el conocimiento es el recurso fundamental para el desarrollo de la sociedad, la Universidad, a pesar de las dificultades económicas, continúa siendo el ámbito apropiado para la creación, la investigación, la elaboración y la difusión de nuevos conocimientos. Sin depender de la visión e intereses de los mercados pero superando dogmas vaciados de significación. Sin transformarla en reducto de elites pero asumiendo cada uno de sus actores la responsabilidad de la formación constante y con rigor científico. Pensar la Universidad para el nuevo siglo sin dejar de lado los principios de responsabilidad social y ciudadana, es un desafío para quienes entienden la Universidad como un espacio de libertad, de creación, de vida.
Para quienes apostamos al proyecto que se llama KAIROS no fue un año sencillo. Como universitarios que somos, vivimos las dificultades, enfrentamos las crisis, recordamos en las melodías de un adagio al amigo que se fue… y decidimos continuar a pesar del desánimo que a veces se cuela en algún pasillo.
Les pedimos disculpas por la tardanza y agradecemos a los que siguen apoyando KAIROS. A partir de este número proponemos algunas modificaciones vinculadas con la conformación del Consejo Asesor y los requisitos para publicar. Aspiramos a ir incorporando aspectos que nos permitan conformar, cada vez más, una publicación científica con mejores índices de calidad. Este será un nuevo desafío para todos.
Agradecemos a los Coordinadores de la Comisión de Innovación Tecnológica y Sociedad, incluida en el XXIII Congreso Latinoamérica de Sociología (ALAS) que se realizó recientemente en la ciudad de Antigua Guatemala, Sacatepequez, República de Guatemala, por haber confiado, una vez más, en KAIROS para la difusión de las ponencias de esa comisión, como ya los habíamos realizado con el Congreso ALAS de Concepción-Chile en 1999.
En un tiempo histórico en el que hasta una guerra llenó de temores la vida de los humanos, más allá del espacio geográfico en que habitan, los universitarios argentinos caminamos hacia un futuro lleno de incertidumbre para la continuidad de nuestras actividades. Sin embargo, desde acá creemos en la necesidad de seguir defendiendo la educación pública y continuar manteniendo, entre todos, este espacio para el debate y la comunicación.
Hasta siempre.
¡BUEN AÑO 2002!
Por KAIROS